miércoles, 21 de octubre de 2015

Un maratón para disfrutar



En todos los maratones corres la misma distancia pero no duran lo mismo y es que para mi un maratón comienza cuando  emprendes el viaje para correrlo. Cuando se trata de hacer un viaje a un lugar lejano lo ideal es  llegar con muchos días de antelación, más si es como en este caso que hay un cambio horario importante. Pero las circunstancias son las que mandan y llegué a Chicago cuando faltaban menos de 3 días para correr.
El jueves, día del viaje, fue muy largo, ya que amanecí a las 4:45 españolas. Tras 1 hora de avión hasta Madrid y dos de espera en el aeropuerto, aún quedaba un vuelo de 9 horas 25’ hasta Chicago y una espera de hora y media para pasar aduana.
El vuelo a Chicago lleva un buen número de maratonianos. Cuando llega el carrito de la comida a mi altura solo queda ternera. El azafato me ve con chándal y me dice “usted también va al maratón  ¿no? …y quiere pasta.  Gentilmente se acerca  la azafata del otro pasillo y me trae la tan ansiada pasta. Un viaje tan largo da para una buena siesta pero fue muy escaso el tiempo que dormí. Así que el viaje dio para ponerse a leer parte del libro que llevaba, el periódico y ver tres películas.
Tras pasar la aduana toca un viaje en metro de 45’. Total que hasta las 18:00 (la 1 de la madrugada española) no llego al albergue. Como se trata de un viaje express hay que aprovecharlo a fondo por lo que dejo los bártulos en la habitación y me voy a dar una vuelta por la Magnificent Mille y me voy a cenar un perrito caliente a Portillo’s, donde presumen de que ahí nacieron los famosos hot dogs.
Luego camino de casa me acompaña un chaparrón. Me meto en cama a las 22:30 (17:30 españolas).

El viernes empieza también tempranito.
 


 El cambio horario se nota y a las 3:30 me despierto pero consigo echar un par de cabezaditas antes de ir a las 7:30 a hacer el último entreno de la preparación siguiendo la senda del lago Michigan. Paso por los aldedores del parque Grant, donde sale el maratón, y compruebo que a falta de dos días ya está prácticamente todo preparado (todo vallado para evitar ya el acceso).

No os quiero aburrir con el relato y simplemente deciros que dediqué el día a hacer turismo y acercarme a la Feria del corredor a recoger el dorsal y comprar algunos regalos. 




Creo que es la más grande en la que he estado y ya es decir porque las de Berlín, Boston o New York no eran precisamente pequeñas. 


El día lo acabé cenando  otra de las cosas afamadas de la ciudad. Una Deep-dish pizza en Pizzería Uno.










El sábado la intención es ahorrar energías pero como suele pasar cuando estás en una ciudad que no conoces vas a dar un paseíto y al final acabas andando más de lo que pensabas. Fueron unos 8 Km desde la tienda de Nike hasta el albergue yendo por la zona portuaria.
La tarde ya no salí del albergue. Cena a la hora americana (17:30) aceptando la pasta party gratis que nos ponen a los maratonianos que estamos alojados (unos cuantos!!!). 

Antes de acostarme pico algo en la habitación.


 

Ya se sabe que la semana previa al maratón hay que hidratarse a conciencia y más el día antes. Eso llevó a que tuviera que levantarme un par de veces de noche al servicio.
Las circunstancias en las que llegaba a la cita hicieron que estuviera relajado antes del maratón. Por una parte ya consiguiera mi sueño de bajar de las 3 horas y por otra parte no hay que olvidar que venía de estar 2 meses lesionado. Como dice un compañero “los maratones de casa son para hacer marca y los de fuera para disfrutarlos”. Eso no quita que uno lo intente hacer lo mejor posible.
Tan relajado estaba que como el albergue estaba a escasos 5’ de la zona de salida que  salí a las 7:10. Poco más y no llego ya que no contaba que para entrar en la zona de los 5 primeros cajones había que pasar primero una entrada y por lo tanto era un embudo. Total que llego pero de calentamiento hice 53 m!!!!
Mirar si estaba tranquilo que camino del parque enciendo el Garmin y estaba bloqueado en el inicio y ni con esas me alteré. Me limito a encenderlo y apagarlo 3 o 4 veces hasta que me doy por vencido y lo dejo encendido. 5’ antes del inicio del maratón se desbloqueó.  En el cajón avancé lo que buenamente pude y cuando se da el pistoletazo de salida solo pierdo 20’’ en pasar por la alfombrilla.
Salgo tranquilo. En el primer Km hay un túnel que te desajusta el GPS.  Teniendo en cuenta esa circunstancia sale el primer Km en 5’01’’. El primer parcial de 5 Km sale en 21’28’’ La temperatura aún es buena y las sensaciones buenas dentro de un ambiente fantástico con las calles llenas de aficionados animando. Ya en estos primeros Km me bajo los manguitos. En el Km 8 me alcanzan los corredores guía de las 3 horas y decido seguir su estela. Sale el segundo 5000 en 21’13’’. Algo de viento pero casi inapreciable al ir resguardado por una legión de corredores. El ambiente sigue siendo impresionante. Poco antes de acabar el tercer 5000 me tomo el primer gel.  Las cosas siguen pintando bien saliendo este parcial en 21’06’’. Todo sigue por el buen camino en el siguiente 5000, que será el más rápido en la carrera, con 20’59’’. Está saliendo un ritm para bajar por poco de las 3 horas. Así paso la media en 1h 29’40’’. El quinto parcial aún voy en tiempos pero las sensaciones ya no son iguales (21’22’’). Es el Km 25 y los corredores guía me sacan unos metros. En este momento podía exprimirme e intentar enlazar pero prefiero seguir mi ritmo. Ya no es posible, en ningún momento lo fue, hacer MMP y no me compensa el sufrimiento. La táctica será intentar un ritmo cómodo y a ser posible que no supongo que decaigan mucho los tiempos.  Así el tramo Km 25 – 30 sale en 22’28’’ y el siguiente en 23’35’’. Coincide esa decadencia en mi velocidad con que se traviesa en la segunda parte de la carrera zonas mucho menos animación y cuando hay tramos con viento ya se nota más puesto que los corredores vamos más desperdigados. Y lo peor, el calor. Cada dos millas hay avituallamiento líquido y aunque mimo este tema, el calor se hace sentir (antes de salir del albergue ya tuve la prudencia de echar crema protectora).
Y llega el momento más duro, entre el Km 35 y 40 se junta todo: las piernas como plomos, el calor, zonas desangeladas de animación, un continuo de corredores que te sobrepasan solo con el consuelo que también encuentras algunos que van peor que tú. El cuerpo puede más que la mente y paro en dos ocasiones a estirar. Se va el parcial a 26’09’’.
Los dos últimos Km me recupero un poco. Se vislumbra la meta y eso me da ánimos. Consigo volver a rodar por debajo de 5’00’’/Km. A falta de 300 metros hay una cuesta de unos 100 metros. ¿A quien se le ocurre en un maratón casi plano poner una cuesta al final? Jajaja. Recta final. Manos arriba. 3h 08’46’’ brutos y por mi Garmin 3h 08’29’’.





Sin pausa al albergue, ducha y para aeropuerto, donde  me ocurre una anécdota para el recuerdo durante la espera. Llevaba la camiseta del maratón y una azafata aficionada a correr se acerca a preguntarme si había corrido el maratón y cómo me había ido. Fueron 15’ de agradable conversación en la que me llega a presentar al subcomandante e la tripulación, también maratoniano.
A la media hora del vuelo se acerca y en un detallazo me ofrece una cerveza con aceituna y frutos secos. Pese al cansancio, quizás precisamente por eso, no consigo dormir. Aún en el amanecer la azafata me ofrecerá un café que me tomaré con las azafatas y el sobrecargo en la zona delantera de la aeronave.
Ya en Barajas toca esperar para coger el avión que me lleve a casa.
 

Ha sido una experiencia fantástica, lástima que en esta ocasión no me pudiera acompañar la familia. Como siempre va por ellos y en esta ocasión para un valiente que está luchando contra el cáncer: Felipe Pérez. Mucha fuerza compañero en el gran maratón de tu vida. Sé que lo vas a conseguir y después ya te comerás los maratones que te echen.
Parece que he acabado entero. Ahora a recuperarse y a pensar en el siguiente. Si todo va normal el 20 de marzo nos volveremos a encontrar con los 42,195 Km en Ferrara.
MARATONIAN@S