lunes, 20 de junio de 2016

Crónica de mi paso por el Campeonato Gallego en pista (de veteranos, claro)



¿Qué me movió a mí, corredor de fondo de asfalto del montón, a inscribirme en el Campeonato Gallego de pista?. Pues no lo sé, quizás las ganas de amortizar la ficha federativa, las curiosidad de probar algo nuevo o las ganas de dejar de oír a mis hijos eso de “bah, tú eres corredor de fondo, runner, pero tú no eres atleta”.

Así que animado por algún que otro miembro del CARMA (presidente incluido) y por mi familia, decidí participar en un par de pruebas. Saltos y lanzamientos no podía hacer, ya que exigían tener marca de este año, con lo que tuve que apuntarme en carreras. Y así lo hice. Por la mañana el 1.500, por la tarde el 5.000.

1.500

Muy nervioso a la hora de encarar esta prueba estrella del medio fondo, sobre todo cuando vi a la gente con la que me iba a medir. 13 corredores. Pistoletazo de salida y...10 de ellos (entre los que no me encontraba) salen disparados.

En los primeros 100 metros ya hay dos grupos claramente diferenciados, esos 10 y los 3 que nos quedamos atrás. Lidero el grupo “perseguidor”. Sé que llevo muy cerca a los otros dos (a los 10 del principio no, ¡carallo cómo corren!) porque les escucho y porque hay gente animándoles. (Venga Ángel, venga Eliseo, pero venga David nada de nada).

A falta de 150 metros el tal Eliseo aprieta y nos pasa. A falta de 100 el tal Ángel hace lo mismo, y disputamos en un reñidísimo sprint el último puesto, teniendo que esperar a la foto finish para saber quién se ha llevado tal honor. Como los grandes.

David, último clasificado por una centésima. 6:39.21
Muy satisfecho. He conseguido mejor marca personal en 1.500. Casi nada
Voy tan rápido que Tania no pudo enfocarme bien. Lógico
(Foto Tania)


5.000

Como atleta ya experimentado en pista, me presento a la salida del 5.000 con los mismos nervios que por la mañana en mi debut. Nos han juntado en la misma carrera a dos categorías. La pìnta de los demás corredores me hace tener claro que aquí tampoco voy a conseguir medalla.

Con el pistoletazo, la historia de siempre. Tíos que corren mucho y se escapan y otros que vamos más tranquilos y nos quedamos algo rezagados. De todos modos, esta prueba es más larga y nos vamos separando todos. De hecho yo me quedo solo desde los primeros 500 metros.

¿Y cómo vivo yo la carrera? Pues muy diferente a la de esta mañana. Para empezar, son 12 vueltas y media a la pista, así que espero no aburrirme. Por otra parte, tengo varios puntos en los que al pasar me animan. En linea de meta una atleta de la Gimnástica que marca las vueltas, mi amiga Bea desde la cámara de llamadas, alguien desde el público que me grita “venga ese Carma”, en la curva antes de la recta de meta mi hijo Óscar (con Tania, la hija de Pancho y Pablo, el hijo de Bruno), que a cada vuelta me dice algo diferente, y en la recta de meta Gloria y los compañeros del CARMA, siempre animando.

Voy a buen ritmo. Poco a poco empiezo a ver a todos esos corredores que se escaparon al principio. No es que yo vaya muy rápido, es que empiezan a doblarme. Alguno incluso me anima y me dice “venga, chaval”. ¿Chaval?, así da gusto que te animen.

Otra sensación que quedará para el recuerdo. No lo pasé mal ni me aburrí dando vueltas, pero escuchar la campana de última vuelta supone un placer indescriptible.

Y llegué, y no gané.
21:44.73
Y quedé sexto de mi categoría.
Y por supuesto, hice mejor marca personal.

David Papabaloo

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